Mi mamá me dice que cuando ella era jovencita siempre andaba riendo, a
carcajadas. Y bueno, se que luego la vida te moldea y después de unos años
lograr la risa se hace mas difícil. He sido testigo cuando hablo con
personas que nacieron y vivieron cómodamente en un país como este que sin
importar cuan nítido dibuje mis detalles o la veracidad de mis historias,
de como crecí, de como crecemos en Cuba, como única respuesta recibo una
mirada vacante transmitiendo claramente el mensaje que dice, "mi cerebro
no entiende, no soy capaz de entender nada de lo que me dices" la
respuesta emocional luego es la piedad y por eso no cuento nada nunca.
Porque cómo explicarles que odiamos la lastima, que no hay nada raro en tu
crianza cuando lo que te rodea es lo mejor que conoces, cómo les digo que
la unión entre las familias es mas grande cuando existe la
necesidad de agrupar fuerzas, de juntar los huevos y reservar el unipan
de cada día para que el más pequeño de la casa se lo coma en el desayuno y
luego en la merienda. Cómo les digo que mi habilidad para lidiar con la
vida y los problemas reales es mas grande que la de ellos? Que nuestra
capacidad para sortear y "definir" los problemas reales es superior a la
de ellos. Cómo les explico que creciendo, solamente necesite la playa, el sol, el Malecón, el Prado y la calle Obispo que me hace tan feliz con un solo par de
chancletas para cada ocasión?
Las grandes presiones convierten el grafito en diamante y aunque diera
el brazo derecho porque mis hijas no tuvieran que pasar la mitad de eso,
recalco que mis amargas memorias de Cuba no tienen nada que ver con
carencias económicas unicamente, de las que tuve miles y recuerdo cada una con un poco
de desconsuelo, con el esfuerzo que hizo mi madre para criarme, el mismo que eventualmente se ha devorado a mi abuela. Las memorias mas amargas tienen que ver con el ahogo de
tener que hablar bajito y no poder escribir o decir lo que pienso, lo que me
da la gana. Con el amoldamiento y la doctrina impuesta que pretende o
pretendía hacernos repetir consignas hasta cuando dormíamos. Me saturaron
las ganas de ver un mundo que me pintaban malo y pequeño, cuando yo lo
sabia grande y lleno de posibilidades y era mi elección el riesgo. Me
aplasto ese concepto hipócrita de que le debo mi intelectualidad, mi
cerebro, mi capacidad de razonar, a una Revolución lejanísima de ser
Revolución, sino involución, con una perenne aversión al cambio.
Que las maestras que yo tuve mis primos no las van a tener porque ya no
las fabrican y las que quedan se van gastando o simplemente se van.
Mis pobres amigos aquí, mi familia política, gente a los que quiero
mucho no entienden y aunque les taladre el cráneo no podrán entender y a
mi eso de la queja constante no se me da muy bien. Así que baso mis
charlas en cosas de rutina y hasta en mucha cosa frívola con algún que
otro suceso contundente internacional. Si alguien sabe cómo les explico el significado cubano de la palabra
"Resolver" el nuestro, el de la calle, por favor, que me lo diga porque
estoy empezando a creer que nuestra exclusividad se extrapola a cada
cosa y que somos una tribu aparte.
Yo estoy feliz de vivir aquí, no todo el mundo siente eso, pero cuando
yo puse un pie en tierra, llame este lugar mi casa y el corazón echo raíces rápido como un Baobab en el planeta del Principito. Pero el
orgullo que siento de venir de donde vengo es algo que nunca voy a
ocultar, y resalto mi acento "cuwano"donde quiera que voy y suelto
dicharachos y hablo rápido como una habanera feliz, ya me ha cambiado la
vida, bastante, y se que en algún momento me costara la risa, como a mi
abuela. Nunca sabré cual de mis dos patrias me la habría
arrancado mas rápido, si Cuba: con sus carencias y falta de libertad, o
este país: con su soledad infinita y su clima fiero. Tampoco me
interesa averiguarlo. Solo pienso...
Tuesday, June 10, 2014
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